Quien se ocupa de administrar la empresa debe producir con el
mínimo costo el máximo beneficio, siendo sus claves de acción, la eficiencia,
la eficacia, la organización, la investigación, las ideas innovadoras y la toma de decisiones.
Modernamente el ambiente cambiante y altamente competitivo en que las empresas desarrollan
su existencia, obliga para
subsistir y crecer, que los administradores de empresas estén permanentemente
informados de las nuevas necesidades de los usuarios o consumidores, de las
normas legales vigentes, de los avances tecnológicos, de los cambios en la competencia, para ir
organizando y reorganizando sus propios recursos, a través de la estructura empresarial y
de las estrategias o caminos escogidos para alcanzar sus fines.
Una vez hecha la planificación y puesta en
marcha de la acción empresarial, debe ejercerse el proceso de control, que
consiste en comparar el rendimiento real con el
esperado, no solo en cuanto a las ventas y réditos obtenidos, sino también en
cuanto al desempeño del personal o a la calidad de lo producido. De ser
necesario, deben realizarse actividades correctivas.
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